Una vez determinados los modos de fallo, es decir, todas las causas que provocan los fallos, es necesario erradicar éstos, pero con un coste acorde a su criticidad.
Este artículo es un extracto de la Guía 4: Guía para la implantación de RCM3 en instalaciones.
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La siguiente fase en la implementación de RCM a una planta industrial es la determinación de las medidas preventivas a adoptar para evitar los diversos fallos potenciales que puede presentar la instalación.
Es muy importante tener en cuenta un punto trascendental: las medidas que se adopten tienen que tener una relación económica y técnica con el fallo que se pretende evitar, de manera que para un fallo tolerable será absurdo tomar una medida de alto coste, y en cambio, para un fallo crítico será absurdo limitarse a hacer inspecciones visuales cuando otras medidas de mayor calado económico pueden suponer que el fallo potencial se puede evitar.
Las medidas preventivas que se pueden tomar son de seis tipos:
- Implementación de mejoras y modificaciones de la instalación, que será siempre la primera opción a adoptar.
- Modificación de instrucciones de operación, en caso de que las modificaciones no den un resultado suficiente para evitar que el fallo se produzca.
- Modificaciones de instrucciones de mantenimiento, en caso de que lo anterior no de un resultado suficiente para evitar que el fallo se produzca.
- Realización de tareas de mantenimiento programado, solo en caso de que lo anterior no de un resultado suficiente para evitar que el fallo se produzca.
- Adopción de medidas tendentes a atenuar los efectos de los fallos, en caso de que exista la posibilidad de que el fallo se produzca.
- Adquisición de repuesto, solo si es estrictamente necesario
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